dimarts, 8 d’octubre del 2013

ISLAS DE VANUATU 2013


Halo


Tierra Eterna


Cuando uno se topa por primera vez con un grupo de vanuatus, y observa la forma en que le miran a uno, da la impresión de que están pensando de que manera van a cocinarte. La verdad es que dan un poco de miedo. Pero en cuanto se te ocurre decirles, “Halo”, se les dibuja en el rostro una sonrisa increíblemente acogedora. De golpe, cambian todas las impresiones y te parecen la gente más alegre, cordial y amable que has visto jamás. Y no te equivocas. Has llegado a un paraíso en el que posiblemente vive la gente más encantadora del mundo.









Había planeado estar tres semanas en Vanuatu. Una en la isla de Espíritu Santo, la mayor de las 83 islas, conocida sobretodo por sus maravillas naturales. Otra en Malekula, un lugar inhóspito en el que todavía viven tribus que visten con taparrabos elaborados a base de hojas de diversas plantas. Y la última dividirla entre la isla de Tanna, en donde se encuentra el volcán del Monte Yasur, y la isla de Efate, en donde se encuntra Porto Vila, la capital. Después de que mi vuelo de Santo a Malekula se cancelase durante tres días, decidí cambiarlo, dejar las tribus de esa isla para otra ocasión y pasar más tiempo en el volcán…


Espíritu Santo


El transporte más cómodo entre islas es el avión. No me cabe ninguna duda. Pero, en contra de todos los consejos que recibí, decidí hacer mi primer trayecto en barco. Unas 26 horas agotadoras y mareantes, pero que, eso sí, me permitieron ver una cara diferente de Vanuatu, a menudo desconocida para el resto de turistas. Es, al fin y al cabo, el único medio de transporte que pueden permitirse la mayoría de habitantes de este país. Y es viajando con ellos que uno se da cuenta de las dificultades que entraña vivir aislado, a menudo incomunicado, y alejado de la civilización.










Espíritu Santo, como otras islas del Pacífico, es famosa por sus espectaculares playas, los“blueholes”, agujeros en donde nacen ríos de aguas prístinas que emergen des del suelo, densas selvas tropicales y barcos hundidos durante la segunda guerra mundial que son ahora un paraíso para los buceadores. Al norte de la isla, en un lugar remoto al que se llega por un estrecho camino sin asfaltar en medio de una espesa jungla, se encuentra un monumento dedicado a Pedro Fernández de Quirós, que fue el primer explorador europeo que llegó a estas islas. Fue en mayo de 1606, al mando de una expedición española.






Pero por supuesto, en Santo también pueden visitarse aldeas como la de Fanafo, a donde la electricidad llegó hace 6 años, pero que todavía viven como lo han hecho durante generaciones, en casas de madera y palma, y de lo que produce la tierra.














Tanna

Observando las nubes de humo que salen del volcán tras cada explosión, los helechos gigantes que crecen por doquier, o los miembros de las tribus que viven en la selva prácticamente desnudos, uno piensa que lo próximo con que va a toparse es un dinosaurio. Bienvenidos a “Jurasic Parc”.


Después de dos horas de vuelo aterricé en el pequeño aeropuerto de Tanna, una isla remota al sur de Vanuatu. No había reservado nada, pero allí se encontraba Patrick, un miembro de la familia que dirige Tanna Tree Top Lodge, un alojamiento a los pies del volcán Yasur. Había acercado a algunos clientes que debían tomar el avión, y ahora me llevaba a mi de regreso, por unos caminos bastante accidentados por los que solo puede accederse en un 4x4. Ya era de noche cuando cruzamos las áridas planicies de ceniza que rodean el volcán. Nancy y Fred, los propietarios, me dieron la bienvenida, subieron mi equipaje a una cabaña, en lo alto de un árbol, y me prepararon algo para cenar.




Desde el encumbrado porche de mi habitación se tiene una vista espectacular del volcán. Por la noche se ven las incandescentes brasas que este lanza al espacio, después de estrepitosas explosiones, que hacen balancear la cabaña en la que me encuentro. Durante el día, grandes humaredas ennegrecen el cielo azul. El volcán se manifiesta imponente, asentado en medio de una gran jungla de árboles tropicales, helechos gigantes y enormes bayanes.







Kastom Villages



Otra de las atracciones de Tanna son las diferentes tribus que la habitan. La mayoría siguen viviendo en casas de madera y palma, sin luz, ni agua corriente, aunque han adoptado la vestimenta occidental. Los más afortunados poseen un generador de gasoil que encienden unas horas al día y que les permite cargar el móvil y hasta ver algo de televisión antes de acostarse.






Existen varias aldeas que pueden ser visitadas previo aviso. Sus habitantes recuperan las vestimentas tradicionales y muestran a los turistas la forma en que hacen fuego, a partir de dos palos, o algunos de los platos que elaboran con los productos que obtienen de la tierra. Finalmente los deleitan con algunas de las danzas tradicionales, que todavía practican en celebraciones.





Si uno tiene tiempo, puede adentrarse en la selva, por tortuosos caminos, y llegar hasta algunas aldeas, como la de Yakel, en la que sus habitantes visten y viven todavía de forma tradicional, como lo han hecho durante generaciones. Existe el riesgo, como me ocurrió a mí, de que al llegar apenas encuentres a nadie. Aquel día estaban celebrando una importante ceremonia de iniciación de los jóvenes de la tribu, y se encontraban al otro lado de un gran barranco. Podía oírse la música, y según me contaron las pocas personas que quedaban en el poblado, se pasarían dos días bailando y comiendo. Desafortunadamente no podíamos quedarnos. Al chofer lo esperaban en el aeropuerto, y era demasiado lejos para volver al día siguiente…





Turismo sin manías




Vanuatu es un país bastante desconocido, y el fenómeno del turismo es muy reciente.  Las familias locales, que se han dado cuenta del potencial, han empezado a construir sencillas casas de madera en lo alto de enormes árboles banianos. El alojamiento, en general, es muy básico y uno vive casi como ellos… Las deficientes infraestructuras hacen que llegar hasta los lugares de interés sea toda una peripecia, bastante agotadora a veces, pero, sin duda alguna, vale la pena el esfuerzo.


En Tanna existen varios lugares de interés para el turista: cascadas, cuevas, bonitas playas de blancas arenas, termas, por supuesto las aldeas locales y, la joya de la corona, el volcán Yasur, que colma todas las expectativas y justifica por si sólo el desplazamiento a esta lejana isla. Este se encuentra siempre activo, escupiendo lava incandescente y dejando boquiabiertos a todos los turistas que lo visitan. Hay que vigilar para donde caen los trozos de lava que expulsa con gran fuerza hacia arriba. Existe siempre un riesgo, pero en general, se dice que es uno de los más seguros del mundo.






Paraíso de los antropólogos

En Vanuatu coexisten más de 115 culturas y lenguas diferentes. Es el país con una mayor concentración de lenguas per cápita. Y uno de los países del mundo con una mayor diversidad cultural. Cada una de sus 83 islas es un mundo y todo varía, danzas, ceremonias, sistemas de gobierno… El 80% de la población vive en áreas rurales, en pequeñas aldeas de menos de 50 personas, presididas por un jefe, cuya palabra es aceptada como ley.








Este país, de 175.000 habitantes, se encuentra entre las islas Fiji, las Islas Salomón y Nueva Caledonia. Fue colonia francesa y británica a la vez, por lo que una parte de la población habla francés y otra inglés, a menudo dependiendo de la isla en la que se vive. Vanuatu consiguió su independencia en el año 1980, y desde entonces, la lengua oficial es el Bislama, una mezcla de inglés, francés y lenguas locales, que permite comunicarse a las diferentes tribus, además del Inglés y el Francés. 



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