dimarts, 21 de desembre del 2010

Asia 2010 : Malasia (8)

Navidad en Barcelona


Sentado en mi escritorio y escuchando de nuevo a Mayte Martín, y su “Al Cantar a Manuel” me vuelan los pensamientos a mis últimos días en Australia. Se acerca Navidad y es momento de regresar a casa. Quiero estar con los míos, con mi familia y mis amigos. La gente a la que más quiero.




Con cierta pena, no obstante, dejo la primavera australiana, las playas, el sol y el clima templado que precede al caluroso verano. Vuelo hasta Kuala Lumpur, en donde pasaré cuatro días más. De nuevo en Malasia, con tiempo suficiente para despedirme de algunos de mis amigos y saborear un poco más de su excelente cocina.





Allí tomo mi penúltimo avión, el que me ha de dejar en el frío Londres, en donde, por suerte, me espera Ian, con un buen abrigo. Quería aprovechar la escala para pasear de nuevo por esta ciudad que tantos buenos recuerdos me trae.


Mi amigo me esperaba con un buen montón de sorpresas. La primera, la Casa de Dennis Sever, en el 18 de Folgate Street. Entrar en esta construcción georgiana supone un fascinante viaje al pasado, un experiencia única que permite sumergirse en la manera en como se vivía unos siglos atrás. Muebles, utensilios, comida, olores, luz…


Paseamos por la Tate, para contemplar toda la obra de Gauguin, y una de las obras del artista chino Liu Xaobo, recientemente galardonado con el Premio Nobel de la Paz, y por ello detenido por el gobierno chino. Y finalmente, la casa museo de Sir John Soanes, en el número 13 de Lincoln’s Inn Fields, otra joya imprescindible.


Y también disfrutamos de un buen “Dim Sum” en uno de mis restaurantes favoritos, el Chuen Cheng Ku, una pecaminosa merienda en Maison Berteaux, y un cena ligera regada con champagne en Vertigo 42, a 42 pisos de altura, disfrutando de una excelente vista aérea de Londres.



 Restaurant Zucca






De ahí, aprovechando que los aeropuertos no estaban cerrados por la nieve, volé, por fin, hasta Barcelona, en donde me esperaba lo mejor…



Bones Festes
Feliz Navidad
Merry Christmas





dimecres, 8 de desembre del 2010

Australia 2010 : PERTH (6)

La última frontera


GreyHound, la principal compañía de buses de Australia, ha suspendido el servicio de Adelaida a Perth. No debía ser rentable. El Indian Pacific, el tren que atraviesa el desierto de casi 3.000 km. que separa las dos ciudades, sólo circula un día a la semana, y no llego a tiempo de tomarlo. No me queda más remedio que volar hasta Perth. Y allí me esperan Jen, una amiga que había conocido hace 12 años, mientras recorría este inmenso continente, y su esposo Michael. 

Viven en la vecina localidad de Fremantle, en la desembocadura del río Swan. Aquí llegó, el año 1829, el navío inglés HMS Challenger con la intención de crear un asentamiento permanente en “West Australia”. El capitán, Charles Howe Fremantle, tomó posesión de todo el territorio en nombre del rey George IV.

Round House (1831)


Hoy todavía se conservan un buen número de edificios coloniales de la época, que, por cierto fueron construidos por convictos. Algunos tienen el honor de ser los más antiguos de todo el estado, como la “Round House”, de 1831, la primera construcción que se levantó y que albergó una prisión. Aquí se colgó al primer aborigen condenado a muerte.

Pero el poder pronto se trasladó 19 km. al norte, al lugar en que hoy se levanta la ciudad de Perth, la que muchos consideran, la más aislada del mundo. Los gestores actuales se han dedicado a demoler los antiguos edificios coloniales y substituirlos por enormes rascacielos, que han cambiado su “skyline”.



Por suerte, todavía se conservan un buen número de antiguos edificios, que los turistas pueden visitar fácilmente a pie, o utilizando alguna de las tres líneas de bus gratuito que recorren la ciudad.


Una de las maravillas de Perth es el “Kings Park” y su jardín botánico, en el que se pueden ver todas las diferentes especies de plantas del continente australiano. Situado en una loma, a las afueras de la ciudad, ofrece unas vistas espectaculares, tanto de los rascacielos del centro, como de la infinidad de viviendas unifamiliares que ocupan todo la costa de la bahía de Thomson i el río Swan.




Y si uno se cansa de la ciudad, puede acercase al valle de Swan, a unos pocos kilómetros a la afueras, para saborear algunos de los muchos vinos que se hacen en la región. O elegir una de las muchísimas playas de su inacabable costa, excelentes para practicar el surf.


Finalmente, nadie debiera perderse un lugar paradisíaco, la isla de “Rottnest”, a sólo media hora de barco. 11 kilómetros de tierra rodeada de playas de arena blanca y aguas transparentes. Un bus, que va dando la vuelta a la isla, permite al visitante detenerse en diferentes lugares. También puede alquilarse una bicicleta e ir al ritmo que uno quiera.



“Rottnest” significa nido de ratas, y debe su nombre al explorador holandés William de Vlamingh, que descubrió la isla en el año 1696. Allí encontró a un simpático animal, el “Quokka”, al que confundió con una rata gigante.  


dissabte, 4 de desembre del 2010

Australia 2010: MEL-ADE (5)

The Greate Ocean Road
De Merlbourne a Adelaida





Muchos dicen que Merlbourne es más bonita que Sydney. A mi no me lo parece, aunque no deja de ser una ciudad muy bella. Han pasado 12 años desde la última vez que estuve aquí y he notado muchos cambios. A ambos lados del río se han levantado una infinidad de nuevos edificios, tan colosales como bellos.





El viaje hasta Merlbourne tenía un objetivo, encontrar alguien con quien alquilar un coche y recorrer la “Great Ocean Road” la carretera que bordea la costa. El intento fue en vano y al final opté por tomar un tour de tres días.

En un pequeño minibús y con 11 mochileros más, recorrimos una de las rutas más bellas de Australia. Pudimos ver de cerca los famosos Doce Apóstoles, un grupo de piedras monolíticas que salen del mar y se levan varios metros hacía el cielo, así como otras formaciones rocosas igualmente admirables.




El mal tiempo y la lluvia no nos permitió hacer la caminata que teníamos prevista, pero no nos impidió adentrarnos en el Parque Nacional de Grampians i disfrutar de algunas de sus maravillas, como las cataratas Mackenzie. Y como no, visitamos Brambuk, un centro cultural aborigen, en donde pudimos leer historias escalofriantes sobre como los colonizadores ingleses exterminaron, a finales del S. XIX, a la población que vivía en la zona.


Desde uno de los desfiladeros de la "Great Ocean Road" los colonizadores obligaron a saltar al mar decenas de mujeres, niños y ancianos aborígenes, en un intento de acabar con la población originaria.



El tercer día emprendimos camino hacía Adelaida. Recorrimos las llanuras sin fin del estado de Victoria y paramos a comer en el Monte Arapiles. No volvimos a detenernos hasta el pequeño pueblo de Bordertown, en donde vería, por primera vez, canguros blancos. Y a media tarde llegamos a nuestro destino.




Adelaida


La capital del estado de Australia del Sur es una ciudad muy tranquila, pequeña y fácilmente visitable a pie. Posee un buen número de preciosos edificios coloniales, muchos de los cuales albergan oficinas del gobierno y diferentes museos, como el de Bellas Artes o el Museo Nacional.


Un servicio gratuito de bus realiza, durante todo el día, un recorrido alrededor de la ciudad, deteniéndose en los lugares de principal interés. Sin ningún esfuerzo, una puede apearse delante mismo de museos, parques, el barrio chino, la catedral de San John o el animado centro comercial en Rundle St.




Y si uno se cansa de la ciudad, un tranvía lleva, en 25 minutos, hasta la playa de Glennen, un pequeño pueblecito lleno de bares, restaurantes y hoteles.