divendres, 8 de maig del 2020

Guadalajara


Secretos de Guadalajara



Guadalajara es esa provincia de Castilla La Mancha que uno ha cruzado infinidad de veces de camino a Madrid. Esa zona de España en la que pocos se detienen y que no se caracteriza por atraer un turismo de masas. Y sin embargo esconde lugares de una belleza única, paisajes de ensueño que le hacen a uno preguntarse, ¿cómo no oí nunca antes hablar de este lugar?.

Sí, Guadalajara guarda en secreto maravillas que no deberíamos perdernos. Es sin duda un destino a tener en cuenta en esta época post-coronavirus en la que entramos, y que podríamos aprovechar para conocer lugares cercanos.

Brihuega

Iglesia de San Felipe

En el corazón de la denominada comarca de la Alcarria Alta, a unos 30 minutos de la ciudad de Guadalajara, se encuentra Brihuega, una maravilla con la que topé, por casualidad, en uno de mis viajes a Madrid.  Se hacía tarde y decidí detenerme a hacer noche. Quedé tan maravillado que alargué mi estancia unos días y aproveché para visitar otros lugares cercanos que me recomendaron sus vecinos. 


Este lugar, para mí hasta entonces desconocido, posee uno de los conjuntos monumentales más importantes de toda la provincia, con un casco antiguo, que fue declarado en 1973 Conjunto Monumental Histórico-Artístico.


El primer monumento que avisté, nada más entrar en esta pequeña población de no más de 3.000 habitantes, fue la Iglesia de San Felipe. Un lugar mágico cuya iluminación nocturna te atrapa irremediablemente. Dicen que esta construcción del S.XIII, de estilo románico de transición al gótico, es una de las más bellas de la villa.


Pero es solo una muestra del resto de maravillas que esconde su casco antiguo. Justo después de cenar, en el fantástico “Asador el Tolmo”, y en un cómodo paseo a pie, pasando al lado de  antiguas casonas, la Real Cárcel de Carlos III, el convento de las Jerónimas, otras dos iglesias, ruinas  y murallas, me topé con la Puerta de la Guía. Cruzarla fue una experiencia mítica. Imponente, ante mis ojos, aparecía El Castillo de la Piedra Bermeja, con una bellísima capilla gótica, o la Iglesia de Santa María de la Peña, justo al lado. Enfrente, el Convento de San José, del 1619, y la Escuela de Gramáticos forman un conjunto arquitectónico mágico.



Mi visita nocturna fue como un hechizo. Amor a primera vista. Pero por la mañana me esperaban más sorpresas todavía. Primero las fuentes, repartidas por todo el pueblo, y que dan fe de la abundancia de manantiales subterráneos. Como la Fuente Blanquina o de los doce caños, la del Tinte, la del Coso, del Hisopo, la Princesa o la de San Juan, por citar unas pocas.  Y luego, la joya de la corona, la razón por la que muchos conocen esta región, los inabarcables campos de Lavanda, que impregnan todo el aire con un perfume que embriaga.

 Fuente de los Doce Caños


Sigüenza


En la Sierra Norte de la Provincia de Guadalajara, a una altitud de 998 mt. sobre el nivel del mar, se encuentra uno de los principales destinos turísticos de Castilla La Mancha. Su bellísimo casco antiguo, repleto de edificios medievales, renacentistas, barrocos y neoclásicos, le valió ser declarada Conjunto Histórico Artístico ya en 1964.

Detalle del interior de la Catedral

Es de visita obligada su enorme catedral, en donde se encuentra la famosa escultura de “El Doncel”, así como el Museo Diocesano, instalado delante mismo, en uno de los mejores palacios de la ciudad.
Y, por supuesto, después de perderse por sus agradables y sinuosas callejuelas, salpicadas de edificios singulares, hay que entrar en su impresionante Castillo, hoy Parador Nacional. Un buen lugar para dormir o para comer, aunque, como en Brihuega, no faltan excelentes restaurantes en donde degustar la mejores especialidades de la provincia.




En mi segunda visita a Sigüenza almorcé en el restaurante Nula, instalado en los bajos de la Casa del Doncel, un singular edificio gótico del siglo XV. Todo lo que probamos allí fue absolutamente excelente. Un placer inolvidable, y un lugar al que sin duda quiero regresar. 




Ruta de los Pueblos de la Arquitectura Negra


Fue tan buena la impresión que me llevé de la provincia de Guadalajara, que no tardé en volver. Esta vez para visitar Campillo de Ranas, Roblecasas, Robleluengo, Majaelrayo o Monte Ocejón, algunos de los pueblos que forman la conocida como Ruta de los Pueblos de la Arquitectura Negra.



Esta vez visitaba a unos amigos, que viven en una de esas típicas casas de piedra negra que dan nombre a la ruta. Además de por su excelente acogida y sabrosa cocina, quedé anodadado por una arquitectura singular que no deja indiferente. Los diferentes pueblecitos negros, así como el agreste entorno en el que se encuentran, forman un conjunto de tal belleza que no me atrevo a definirlo con palabras.


Si se dispone de tiempo, vale la pena pasearse por esta ruta, que invita a largos paseos, y sumergir-se en ese entorno único e inolvidable. No les digo más. Descubridlo ya. Seguro que me dais la razón.