dimecres, 24 de juliol del 2013

Polinesia Francesa: Capítulo 4

HEIVA 2013


Asistir al Festival Heiva 2013 ha sido la experiencia más espectacular de mi visita a este país. El pase de prensa que conseguí me permitió presenciar todas las actuaciones. Y poco a poco, a través de los diferentes bailes y cantos, ha ido creciendo mi fascinación por este pueblo. Además, vivir los últimos ensayos, los preparativos y los nervios me ha unido de manera especial a una gente a la que acababa de conocer y que han dejado una huella importante en mí. Dejo la Polinesia con pena y muchas ganas de volver.







El canto y la danza salen de lo más profundo e íntimo de los pueblos de la Polinesia. Como ellos mismos dicen, lo llevan en la sangre. Y es a través de ellos que uno empieza a comprender las particularidades de este pueblo único, que ha resistido una colonización, tardía pero igualmente déspota, que intentó borrar la mayoría de sus rasgos más distintivos.









Redescubriendo Tahití


Para poder asistir al Heiva 2013 tuve que alargar dos semanas mi estancia en Tahití. Esos días de más me permitieron conocer más a fondo una isla que hasta entonces me había parecido la menos glamorosa de las islas de la Polinesia Francesa. Descubrí que hay otro mundo más allá de Papeete, Faaa y Punaauia. Lugares preciosos, en donde todavía se respira la tranquilidad de las islas, y en donde la gente es muy dulce. Lugares que la mayoría de los turistas que pasan por aquí nunca descubren.















Si quieres saber más sobre la Polinesia Francesa puedes leer el artículo "La otra cara del paraíso" publicado en mi otro blog.

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