L a o s
El Norte
"Treking" en Muong Khua
Nos encontrábamos sentados en una linda terraza con vistas al río cuando Boun Ma, un hombre menudo y sonriente se nos acercó para proponernos una ruta por la zona. Nos explicó que era profesor i que aprovechaba el período de vacaciones para hacer un dinero extra. Nos pareció bien la oferta y aceptamos.
Pensé que seria otro “treking” como el de Sapa (ver última publicación de Vietnam). Un “paseo” visitando algunas tribus. Nada que ver. Los más de 20 quilómetros que hicimos el primer día fueron extenuantes. Siempre cuesta arriba, con una buena pendiente - según el guía, subimos 1600 metros- y bajo un sol abrasante.
Según el guía, sólo pueden recoger una cosecha, a lo sumo dos, pues la tierra de la selva no da para más. Después hay que cortar otro pedazo de bosque y empezar de nuevo. El espectáculo a nuestro alrededor es desolador. Eso si, los campos abandonados no tardan en cubrirse de hierbas. Una alfombra verde que embellece un poco el paisaje. Y, con suerte, unos 20 años después, habrá vuelto la vegetación tropical…
A las 5 de la tarde llegamos a la aldea en la que pasaremos la noche. Está rodeada por dos empalizadas de bambú para protegerse de tigres y osos, que parece que aún habitan la zona. Entre la primera y la segunda viven los cerdos. Unas escaleras permiten el acceso rápido a las personas, incluso a los perros, e impide que los cochinos salgan de allí. En el centro viven las familias, en casas elevadas encima de pilares.
Nada que ver con Sapa. Aquí nadie vende nada. Todo el mundo nos mira atentamente. Los niños con sorpresa. No hay luz, ni duchas, ni baños, ni bebidas frescas… Cruzando las dos empalizadas existe un depósito en donde almacenan el agua que suben del río. Allí lavan las verduras, los cacharros y también se bañan todos los habitantes de la aldea. En calzoncillos, y bajo la atenta mirada de un grupo de chicas que también se lavan y peinan, nos duchamos nosotros.
Con motivo de la fiesta, preparan una cena excepcional a la que, por supuesto, estamos invitados. Una buena variedad de platos de animales de bosque, indeterminados, con salsas superpicantes, verduras desconocidas, setas, pasta y arroz. Y un aguardiente casero que me quema el estómago.
A eso de las 5 de la mañana ya está todo el mundo en pie. Después de desayunar reanudaremos la marcha. Nos quedan 5 horas de camino, soportando un sol abrasante, huyendo de las sanguijuelas que intentan colarse en mi zapato, atravesando otras aldeas y cruzando ríos, para, finalmente, regresar de nuevo a Muong Khua
ke bonito ke emocionante es seguir tu diario.ke tal tu estomago?? a prueba de bombas no??jaja.besos de tu prima P.
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