divendres, 25 de gener del 2019

Galicia 2018

Las Rías Baixas




Solo había estado una vez en Galicia y hacía mucho tiempo. Debajo tenéis la crónica de aquell corta visita, que formaba parte del único tramo que he hecho del Camino de Santiago. El viaje, esta vez, también ha sido corto, pero intensísimo. Una semana escasa, en la que he podido conocer las famosas Rías Bajas, Vigo y Pontevedra. Un paraíso al que he de regresar, por sus increíbles paisajes y su excelente comida. Que pulpo, que vieiras y que zamburiñas… y el vino, ese Gondello que aún siento en mi paladar. Un sueño al alcance de cualquiera.


De Barcelona a Cangas
La familia de Nieves, mi amiga madrileña, es de Orense, y allí se encontraba ella pasando el verano. Yo acababa de regresar de un fantástico viaje en coche por el País Vasco y Cantabria con mi mamá, cuando recibí una llamada de Nieves invitándome a encontrarme con ella. No lo dudé. Compré un vuelo barato de Ryanair y me planté en Vigo. Allí me recogió ella, con la idea de que viajáramos por una zona que ella no conocía. Nuestro primer destino, Cangas.






No es muy recomendable dejarse caer en tan conocido lugar un 9 de agosto sin haber reservado alojamiento… Tuvimos suerte y encontramos una habitación para aquella noche, pero para las siguientes fue imposible y tuvimos que trasladarnos a otro lugar. En la oficina de información turística de Cangas, en donde nos trataron de maravilla, nos hicimos con un listado de alojamientos de la zona y ahí nos pusimos a llamar. Tras una cena espectacular, un paseo nocturno por esta bellísima localidad y una visita matutina al mercado municipal, tomamos rumbo a O’Canizo (Hio). Nos esperaba una grata sorpresa.



A unos minutos a pie de la fantástica playa de Nerga se encontraba la pensión en la que pasaríamos nuestros primeros días. No podíamos aterrizar en mejor lugar, acogedor, buena comida y vistas espectaculares. La zona es agreste, con bonitas calas separadas por pequeños montículos rocosos, y caminos rurales que suben por la montaña y llevan hasta curiosos faros desde los que se tiene unas vistas impresionantes.








Vigo


Dos días después volvíamos a Cangas, para toma el ferry que cruza hasta Vigo, otra ciudad llena de encanto que nadie debería perderse. Allí probaría, por primera vez en mi vida, las preciadas zamburiñas y el vino Godello, que me transportaron directamente al paraíso. Y el queso de tetilla con membrillo, el éxtasis!



Vigo es una ciudad muy acogedora que se deja recorrer fácilmente a pie. Las empinadas calles que llevan hasta la antigua fortaleza lo fortalecen a uno y lo recompensan con una vista aérea de toda la zona. En la calle principal se encuentran bellísimos edificios, como el Mercado de Piedra. Coincidimos además con las famosas fiestas del O' Marisquiño. Curiosamente aquella misma noche, durante la celebración de un concierto, se produciría un grave accidente, al hundirse la plataforma de madera del paseo del puerto, del que hablarían durante días todos los noticieros del país.






La isla de Ons


Al día siguiente le llegó el turno a la isla de Ons, naturaleza en estado puro. Seguramente las Cies son mucho más conocidas y famosas, pero hay que reservar con mucha antelación. Las visitas están restringidas, para conservar un paraje natural muy delicado, y enseguida se agotan las plazas disponibles.


No ocurre lo mismo con Ons, así que no tuvimos problema para subir al ferry. Cogimos un día nublado y hasta nos llovió un poco, pero aún así, la isla es preciosa y nos pasamos el día caminado. Son varias las rutas disponibles, unas más cortas y otras más largas. Nosotros, que estamos en forma, nos recorrimos prácticamente toda la isla. Visitamos el faro, el Buraco do Inferno y el Mirador de los Fedorentos. Y acabamos el día con una deliciosa Calderada y otra botella de Godello.










                                    


                                      





A la vuelta pasamos por Hio a ver uno de sus monumentos más conocidos, la iglesia de San Andrés, que combina románico, gótico y barroco, con su impresionante cruceiro, obra del maestro Cerviño.





Pontevedra


Al quinto días dejamos nuestro bucólico hospedaje en la playa de Nerga y nos trasladamos a Pontevedra. Otra joya por conocer. Aquí no tuvimos problema con el alojamiento y fue fácil encontrar un lugar acogedor y en pleno centro histórico.



 Real Basílica Menor de Santa Maria la Mayor



La ciudad es bellísima. Me dejó anonadado. Un centro peatonal muy bien conservado, repleto de preciosos edificios, bellísimas plazas, fuentes, bucólicos rincones y acogedores bares y restaurantes que invitaban a detenerse para disfrutar del momento, deleitándose con un delicioso pulpo gallego, eso sí, acompañado de otro buen caldo.





La recorrimos toda, visitamos el Santuario de las Apariciones, el Teatro Principal, la Capilla del Nazareno, la Casa de Campás, del S.X, residencia del pirata Benito Soto, y hasta el Parador Casa del Barón, un alojamiento muy recomendable. Imprescindible la Real Basílica Menor de Santa Maria la Mayor, una iglesia del S. XV cuya fachada constituye una de las mejores obras platerescas de Galicia.


 Casa de Campás

 Parador Casa del Barón


 Real Basílica Menor de Santa Maria la Mayor


  


Cambados


A unos 8 kilómetros de Pontevedra se encuentra la bellísima localidad de Cambados. Los tradicionales hórreos, en este caso al lado mismo del mar, son su principal característica, que atrae un sinfín de turistas. Paseamos por sus estrechas callejuelas de preciosas casas de piedra, un día alojamiento de pescadores, convertidos hoy en tiendas y restaurantes que invitan a sentarse y deleitarse con un sabroso pescado.










                                      

Playa de Nigrán


Nuestro último día lo dedicamos a la playa, y escogimos una muy conocida , la de Nigrán. Un lugar encantador, a pesar de lo abarrotada que estaba. Era el único lugar de nuestro recorrido que sí conocía Nieves, y no quiso que me fuera de Galicia sin pasar por allí y disfrutar de una deliciosa comida marinera que compartimos con su família.

  



Desde allí nos trasladaríamos a Pousa, su pueblo, en la provincia de Orense. Allí se encuentran los bellísimos paisajes en donde se rodó la película «La lengua de las mariposas», el río de aguas transparentes en dónde Nieves se baña todos los veranos.




Y de camino a Vigo, en dónde debía tomar mi avión, paramos en la Vila de Allariz, otra joya de Galicia que no debería perderse nadie. Además coincidimos con el día de mercado, y con las pulpeiras, que se pasan la mañana cocinando y sirviendo el famoso «polvo de feira».