Más allá de Ho Chi Minh
Dejé la antigua Saigón para descubrir que a los vietnamitas les encanta la playa. Paré en Mui Ne, la que queda más cerca de la capital, y después en Nha Trang, el paraíso de los buceadores, según dicen. Al atardecer las playas se llenan de adolescentes, que se bañan semivestidos, de familias, que se sientan en la arena a charlar, beber y hasta cenar. El agua está caliente y el sol ya no quema.
Mui Ne
Nha Trang
Dalat


Valle del Amor
Hoi An

Cau Lao
Hue

Vietnam en tren
Acostumbrado a salir o llegar siempre más tarde de lo previsto, pensé que con el tren ocurriría como con los autobuses. Por eso no me importó que la hora de llegada estuviese prevista para las 3.40 de la mañana. Serán las 5, pensé, y ya habrá amanecido. Pero no, parece que el tren si es puntual. A las 3.15 me despertó el revisor. Dos vietnamitas y yo fuimos los únicos en bajarnos del tren. A las 3.40 ya había comprobado que los hoteles más cercanos a la estación estaban todavía cerrados, y me encontraba sentado esperando a que amaneciese.
A la hora de viajar en tren, uno puede escoger entre asiento duro, de madera, asiento blando, más cómodo, litera dura y litera blanda. El precio determina la elección. Como era mi primer viaje en tren, y pensaba dormir unas cuantas horas, opté por una litera blanda, a pesar de que el precio casi doblaba el del autobús.
Pasé la mayor parte del viaje solo. Con los otros compartimentos cerrados, no sabía si viajaba alguien más en el tren. Cuando me decidí a buscar el restaurante, para cenar alguna cosa, comprobé que en el primer vagón, completamente a oscuras, no había nadie. En el vagón de asientos cómodos había unas 10 personas, y otras tantas en los asientos de madera. En el restaurante había unos revisores jugando a cartas, y teniendo en cuenta todos los que me había encontrado de camino, pareciera que en ese tren había más empleados que pasajeros.
Las primeras cinco horas se me pasaron volando, boquiabierto por el precioso paisaje de campos de arroz, búfalos, hombres y mujeres trabajando con los tradicionales sombreros cónicos de paja, segando el arroz y poniéndolo a secar al lado de sus casas, niños nadando en ríos y canales, una ternera corriendo hacía su madre, seguramente asustada por el paso del tren. A las 7, ya de noche, me puse a dormir.
Ninh Binh
A las 4.30 de la mañana algunos hombres y mujeres ya salen a pasear y correr, como he visto en otros lugares de Vietnam. A las 5 llega un hombre en una moto. Le da a un interruptor y apaga todas las luces de la calle. Todavía no ha amanecido y la deja más a oscuras que antes. Debe calcular que para cuando haya apagado todas las luces de la ciudad ya será de día. A las 5.10 pasa la mujer que me había recibido en la estación. Seguramente acabó su jornada laboral. Y a las 5.30 abren el hotel delante del cual esperaba. Tomo una habitación, duermo durante una hora, me ducho y bajo a desayunar.
Las compañías de autobuses tienen sus propios hoteles, en donde bajan a los turistas. Por eso, si uno elije una determinada compañía, como Open Tours, por ejemplo, siempre se va encontrando a la misma gente. La primera consecuencia de mi elección de tomar el tren para trasladarme a Ninh Binh es la de quedarme fuera del circuito turístico. En un hotel sin mochileros, sin posibilidades de apuntarme a un tour o compartir gastos con otros turistas, decido alquilar una moto con motorista incluido. Es la mejor manera de recorrer a mi aire uno de los paisajes más bonitos de Vietnam.
A las 8 me recoge un joven motorista y salimos a descubrir el entorno. Los colosales pináculos de piedra que ascienden verticales entre llanuras de campos de arroz, los ríos y las cuevas que el agua ha ido esculpiendo, son algunas de las razones por las que vale la pena detenerse en Ninh Binh.
La Pagoda mas grande del Sudeste Asiático
Que paraiso, valla sitio mas bonito debes estar comiendo unos platos buenisimos.Ke trankilidad de vida eh,cuantas experiencias y anecdotas ke suerte poder leerlas i ver esas fotos estupendas,ke tengas mucha suerte por esos mundos.un abrazo y asta pronto.tu prima.
ResponEliminaHan obert un restaurant vietnamita prop de casa... Quan tornis hi anem i em diràs que tal... Et torno a dir: porta receptes!! Jo les faig i les provem!!
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