Por tierras de Castilla y León
A pesar de todo lo que he viajado por
España, todavía hoy existen algunas capitales de provincia que no he visitado. Este agosto,
y aprovechando que la Covid-19 no me ha permitido volver a Asia, he visitado Zamora, que junto con León, Palencia, Burgos,
Soria, Valladolid, Salamanca, Ávila y Segovia, forman la comunidad de Castilla
y León. Una comunidad en la que sigo teniendo pendientes las capitales de Palencia
y Valladolid, que dejo para la próxima vez.
¿Y qué puedo decir de Zamora? Pues, ¿cómo
es posible que no hubiera oído hablar antes de esta ciudad? Mi improvisado viaje me ha permitido descubrir
lugares de increíble belleza, pueblos bellísimos que conservan toda la solera
de Castilla, paisajes de ensueño y una cocina absolutamente deliciosa. Sólo pretendía
cruzarla, de camino a Portugal, mi destino final. Pero la curiosidad me hizo
detenerme, primero en Arévalo, luego en Tordesillas y ya no pude resistirme a
seguir visitando cualquier lugar que se cruzaba en el camino. Un auténtico
descubrimiento que recomiendo sin ningún tipo de duda.
Zamora,
la ciudad del Románico
El casco antiguo de la ciudad es conjunto histórico-artístico desde 1973. Alargado y en buena parte circundado por murallas, se alza sobre una colina, la «peña tajada» a unos 32 metros de altura, emplazada al borde del río Duero. Estas características le valieron el sobrenombre de «la bien cercada». Durante la Edad media fue, por su emplazamiento y características, la ciudad fortaleza más importante de los reinos cristianos.
Lo primero que me sorprendió nada más
poner los pies en el centro histórico fue su conjunto de edificios románicos.
Sus 14 iglesias, más los 23 templos del término municipal, sitúan a Zamora como
la ciudad de mayor número y calidad de templos románicos de Europa. A lo que hay
que sumar la Catedral, también del S.XII, la época de mayor esplendor, el
castillo, las murallas, un puente, dos palacios y un gran número de casas
modernistas, que recuerdan mucho la ciudad de Teruel.
Estatua de Viriato, héroe de la ciudad.
Arévalo
A sólo una hora y media de Madrid, en la
ruta hacia Zamora, se encuentra la localidad de Arévalo, en la provincia de
Ávila. Me detuve porque me llamó la atención su imponente castillo. No
imaginaba que tras él se escondían un casco antiguo de cuento, un sinfín de
iglesias, y los restos de nobles edificios que un día albergaron la élite de la
nobleza castellana. La mismísima reina Isabel vivió aquí y según cuentan, en su
palacio real, hoy desaparecido, rubricaron los reyes católicos el famoso
Tratado de Tordesillas, que dividía los nuevos territorios de América entre
España y Portugal.
Tordesillas
A unos 40 minutos al norte de Arévalo,
ya en la provincia de Valladolid, se encuentra Tordesillas. El nombre suena,
aunque solo sea por el famoso Tratado firmado con Portugal por los reyes
católicos. Decidimos parar a echarle un vistazo y acabamos pasando la noche.
Imposible no detenerse a visitar con detenimiento todo lo que esconde.
Empezamos por la Plaza Mayor porticada del S. XVII, una típica plaza
castellana, con el Ayuntamiento a un lado, llena de terrazas en donde refrescarse
y protegerse del abrasador sol de agosto.
Seguimos los vestigios de la muralla, el
puente medieval de diez arcos apuntados, sus cinco iglesias, o las casas y
palacios del S.XVI que todavía se conservan, como las Casas del Tratado, dos
palacios unidos, que miran hacia el río, y en donde la tradición sitúa las
negociaciones entre Castilla y Portugal, que concluyeron con la firma del
Tratado de Tordesillas el 7 de junio de 1494.
Tuvimos que dejar para la mañana
siguiente la visita al Real Monasterio de Santa Clara, el antiguo palacio de
Alfonso XI, que constituye uno de los mejores ejemplares de arte mudéjar de
Castillla y León. Una visita imprescindible, tras la cual seguimos nuestra
ruta.
Urueña
A sólo treinta minutos de Tordesillas, y
escondido en medio de esa gran llanura, del gran mosaico de campos de cereales
y girasoles tan típico de Castilla, se alza, sobre una pequeña colina, la
amurallada ciudad de Urueña. Nada sabía de ella, más que su conocida afición
por los libros. Desde el año 2007 es la primera Villa del Libro de España, y a
pesar de que en ella viven menos de 200 habitantes, cuenta con nueve librerías especializadas
y un taller de encuadernación artesanal, además de cuatro museos.
Incluida dentro de la lista de Los
Pueblos más Bonitos de España, posee uno de los cascos urbanos mejor
conservados de la provincia de Valladolid, ofreciendo el aspecto de una pequeña
ciudad medieval. Por este motivo fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en
el año 1975.
Tras recorrer su muralla, pasear por sus
callejuelas, y visitar la iglesia parroquial gótico-renacentista de Santa María
del Azogue, llena a rebosar en ese momento, dejamos el casco urbano y,
descendiendo por el valle, nos detuvimos en la ermita santuario de Nuestra Señora de la Anunciada, del S.
XI., uno de los mejores ejemplos del Arte románico en la meseta castellana.
Puebla de Sanabria
A una hora y media de Zamora, nos
topamos con otro de los Pueblos más Bonitos de España. Puebla de Sanabria se
alza majestuoso sobre una loma, con vistas a todas las tierras que la rodean y con
los ríos Tera y Castro a sus pies.
Su ubicación estratégica, junto a la frontera de Portugal, la convirtió en una villa fortificada y amurallada. Y son esas murallas, su castillo, sus empedradas callejuelas y sus bonitas casas de piedra las que la convierten hoy en un destino imprescindible de Castilla y León. Un conjunto histórico declarado Bien de Interés Cultural.
A 8 quilómetros al norte de Puebla de Sanabria se encuentra el parque natural del Lago de Sanabria. Una maravilla natural que también vale la pena visitar si uno se halla en la zona. Con una superficie de 3,48 km2 y a más de 1000 metros de altura, se encuentra rodeado de vegetación y con algunas pequeñas playas que permiten bañarse en sus cristalinas aguas.
Si se asciende por la montaña, hacia San
Martín de Castañeda, se disfruta de una bellísima vista aérea completa del
lago. Además, es una oportunidad para visitar la iglesia y el centro de
interpretación del lago, que se encuentran en el Monasterio del Cister que se conserva
en el centro del pueblo.