Mallorca
Xavier y Angie son dos personas fantásticas que conocí en un
viaje a Argentina, concretamente en Calafate, justo antes de visitar el Perito
Moreno. Nos caimos muy bien, y después de disfrutar de la deliciosa cocina de la
Patagonia en un restaurante muy acogedor, decidimos continuar juntos el
viaje hacia Chile. Pasamos unos días en el famoso Parque Nacional de Torres del
Paine, vimos pingüinos reales en Tierra de Fuego, mas allà de Punta Arenas, y nos
despedimos en Puerto Natales. Ellos viajaban a Ushuaia. Yo volvía a Santiago de
Chile.
Es lo que tienen los Viajes. En ocasiones
conoces gente muy maja, con la que haces una buena amistad y a la que deseas volver
a ver otro día. Pero, a pesar de las ganas, no ha sido hasta la semana santa del
2016 que he tenido la oportunidad de viajar a Mallorca para reencontrarme con
ellos. Una excusa fantàstica para volver a esta isla maravillosa, siempre
agradable de visitar, incluso en invierno.
Y es que Mallorca es uno de esos paraísos en dónde el
tiempo parace haberse detenido. La relajada manera de vivir de los mallorquines
contribuye a ello. El paisaje, el mar, las montañas y sus frondosos bosques,
los bonitos pueblos escondidos entre valles y la calma que inspiran,
también.
Ha sido un viajetranquilo, compatiendopaseos, una barbacoa suculenta en casa de unos amigos, cenas deliciosas, visitando algunos lugares bellísimos e, incluso, animando en la Carrera Tomir, una Maratón de 42 quilómetros que tuvo lugar en Pollença, y en la que mi amiga Angie quedó en primer lugar en la categoria femenina.