Frío invierno en Copenhagen
En Dinamarca, By accident
No tenía planeado pasar ningún día en Dinamarca. Es invierno y a mi no me gusta el frío. Mi destino era Dubai, desierto y calor. Por supuesto no cogí ni guantes, ni bufanda, ni gorro y sólo yo se como los he echado a faltar…
En este país, febrero es sinónimo de vacaciones. Tiempo para largarse a un lugar caluroso y olvidarse del duro clima escandinavo. No lo sabía, y me encontré con 13 personas más esperando un lugar en el avión que volaba hacía Dubai. Ocho personas tuvieron la suerte de embarcar, los cinco restantes nos quedamos en tierra. No me quedó más remedio que tomar un tren hacía el centro y allí buscar un lugar en el que pasar dos noches. No había otro avión hasta dos días después.
Puesto que he de pasar dos días en Copenhagen, me dispongo a aprovechar el tiempo y ver el máximo de cosas…, siempre que el clima me lo permita. El aire es tan gélido que cada dos por tres he de meterme en un café a tomar algo caliente y dejar que mis congeladas manos y orejas recuperen su temperatura habitual.
Lo primero que hago, puesto que no dispongo de ninguna guía de la ciudad, es pasarme por la biblioteca y anotar los lugares de interés. Me encuentro justo en el centro de la ciudad, al lado de un montón de edificios impresionantes que merece la pena visitar.
Me paseo por Radhus, el City Hall, la animada Stroget, una calle llena de tiendas, restaurantes y preciosos cafés, subo a la Torre Redonda, un edificio del S.XVII desde donde se tiene una vista preciosa de la ciudad. Paso por delante del Teatro Royal, el canal de Nyham y sigo el río hasta el Palacio de la familia real, en donde unos guardias se mueren de frío haciendo guardia en sus garitas.
Finalmente, no lejos de allí, alcanzo el objetivo de este largo paseo, la pequeña sirenita, el símbolo más conocido de Copenhagen. Sopla un aire glaciar que, mientras le tomo unas fotos, deja insensibles mis manos. Me meto en el primer café que encuentro para tomarme un delicioso chocolate caliente y reanimar mis constantes vitales. Se ha hecho de noche y como en la calle no hay quien se esté me vuelvo al albergue a escribir esta crónica.