Fin
de Año en Malta
Siguiendo la
tradición de pasar el fin de año en alguna ciudad europea, este año
elegí Valletta, la capital de Malta. Poco imaginaba que en los pocos
días de que disponía recorrería prácticamente toda la isla. Eso
sí, han quedado muchas cosas por ver y habrá que volver para
saborearla adecuadamente. Malta es un país para disfrutar.
Las ventajas
de este destino son muchas. Está cerca, el vuelo dura menos de tres
horas, es económico, tanto el alojamiento como la comida o el
transporte. Puede recorrerse toda la isla fácilmente en buses, que
llegan a todos los lugares de interés turístico. Una tarjeta que
puede comprarse en el mismo aeropuerto y que cuesta 21 euros, permite
viajar ilimitadamente durante una semana.
En 1.291 los
Caballeros de la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan son
expulsados de Tierra Santa tras la victoria del Rey Saladino, y huyen
a Chipre. En 1.310 se instalan en Rodas, de donde serán expulsados
en 1.522 por Solimán el Magnífico.
En 1530, el
Rey Carlos I de España cede a la Orden el archipiélago de Malta,
Gozo y Comino. Sin demasiada alegría se instalan en una isla yerma y
seca, sin bosques, ni agua.
No obstante,
acabaran convirtiendo aquel lugar inhóspito en una ciudad noble, a
la altura de los Caballeros que habitarán en ella durante más de
dos siglos.
Tras la
victoria de los Caballeros de San Juan sobre los turcos, en el cerco
a la isla de 1565, el Gran Maestre Jean Parisot de la Vallette decide
reforzar las defensas. Levantará murallas, con sus respectivos fosos
y construirá edificios y palacios, que la convertirán en una joya,
un diamante, fuerte y bello, en medio del mediterráneo, entre África
y Europa.
La Orden
perderá el control de las islas tras la invasión de Napoleón
Bonaparte en 1798 y la conquista posterior por parte de los ingleses
en 1.800. En 1964 se Malta convierte en un país independiente.
La
Europa más diminuta
Malta es un
país que pertenece a la Unión Europa desde el año 2004. Lo primero
que sorprende al viajero es su diminuto tamaño. Es pequeña y se
recorre rápidamente, pero posee un buen número de atracciones que
no deben perderse. Asentamientos prehistóricos, templos gigantes, o
una necrópolis escarbada en la roca de 5000 años de antigüedad.
Fortalezas amuralladas, iglesias góticas, palacios de gran belleza
y, por supuesto, preciosos paisajes, acantilados, cuevas y playas de
aguas transparentes y cristalinas.
Un lugar
perfecto para imbuirse de historia y al mismo tiempo relajarse,
dejándose llevar por una tranquilidad que se respira en cada rincón.
La
Capital
Valletta, la
pequeña capital de Malta, de 600 metros x 1000, construida por los
Caballeros de San Juan entre los siglos XVI i XVII y declarada
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO,
es uno de los principales destinos turísticos de la isla.
Valletta
sorprendre desde el primer momento. En el reducido espacio que ocupa
en la península de Sceberas, se acumulan los monumentos que uno no
debería perderse: Co-Catedral de St. John (S. XVI), el Palacio del
Gran Maestre, el Museo de Arqueología, el Fuerte de San Elmo, la
Casa Rocca Piccola, la Sacra Enfermeria, o los túneles escarbados
como refugios aéreos durante la 2ª Guerra Mundial, entre otros
muchos.
Sacra Infermeria
Casa Rocca Piccola
Co-Catedral de St. John (S. XVI)
Tampoco deben
dejar de probarse los deliciosos “pastizzi”, de puré de
guisante, espinacas con anchoa, o queso, que se venden en todas
partes. Un buen lugar para degustarlos sentado y en un ambiente muy
acogedor es el Café Cordina, en pleno centro, en la calle de la
República. Otros restaurantes absolutamente recomendables son
Palazzo Preca, Ambrosia o Rubino.
La anécdota:
Una de las joyas inesperadas de la visita fue sin duda el palacio del
S. XVI Casa Rocca Piccola, residencia del Marqués de Piro, abierta
parcialmente al público. Visita guiada en pequeños grupos. Una
posibilidad de ver la elegancia y el estilo de vida privilegiado de
la aristocracia maltesa. Pudimos conocer y saludar personalmente al
Marqués. Además, el desvanecimiento de uno de los miembros de
nuestro grupo hizo que, mientras era atendido por la guía, se
ocupara de nosotros la hija del marqués, que nos reunió en un salón
muy elegante y nos ofreció vino caliente y dulces tradicionales.
Las
Tres Ciudades
Mirando
a Valletta se encuentran Vittoriosa, Senglea y Cospicua, tres
ciudades bellísimas, pequeñas y amuralladas también, desde las que
se tiene una preciosa vista de la capital maltesa. El lugar en que
primero se instalaron los Caballeros de San Juan cuando llegaron a
Malta en 1530, tiene varios lugares de interés, pero curiosamente,
apenas recibe turistas.
Where
all the tourist go!!
Sí, también hay un lugar
en Malta en donde se concentran la mayoría de hoteles, restaurantes,
bares, discotecas, y por tanto, turistas. Sliema, St Julian’s &
Paceville son zonas económicas para alojarse, salir a cenar, con muy
buenos restaurantes, y divertirse por la noche. Muy cercano a
Valletta, en la orilla norte de la península, y bien comunicado con
todos los otros lugares de interés de la isla.
Gozo
Un viaje de unos veinte
minutos en ferry traslada al viajero del puerto de Cirkewwa, en la
punta norte de Malta, a la isla de Gozo, un remanso de paz. El
territorio que ocupa supone un poco más de un tercio del país, pero
en él solo viven unas 30.000 personas, del medio millón de
malteses. Lo ideal es quedarse unos días para poder visitar todos
los atractivos que posee y disfrutar de la paz que inunda cada
rincón.
Yo no disponía de más
tiempo, así que realicé una visita de un solo día, que me permitió
ver dos de los lugares más emblemáticos de la isla.
Victoria
También conocida como
Rabat, la capital de Gozo muestra majestuosa una Ciudadela colosal
del S. XV, Il-Kastell. Es imprescindible el paseo por las
impresionantes murallas, desde las que se tiene, hacia afuera, una
vista espectacular del paisaje rural de la isla. Y hacia adentro, del
complejo entramado de callejuelas, plazas y preciosos edificios
señoriales. La Catedral de la Asunción es de obligada visita por su
rica decoración interna, una nota común en todas las iglesias de
este católico país.
Dwera
El bus 311 conecta
Victoria, en el centro de la isla, con uno de los enclaves naturales
con más encanto de Gozo, Id-Dwera, en la costa oeste. El viento, el
agua y el paso del tiempo han conspirado para crear una escultura de
tal belleza que atrae e hipnotiza a todos los visitantes que osan
acercarse a ella. En 2010 fue declarada Patrimonio Universal pro la
UNESCO.
Como no podría ser de
otra manera en un país rodeado de mar, la pesca ha sido siempre una
de las actividades principales de sus habitantes. Al sur de la isla
de Malta se encuentra un pueblo de pescadores, la belleza del cual lo
ha convertido en foco de atracción de todos los turistas que visitan
el país. Su nombre, Marsaxlokk.
Antiguas casas de
pescadores rodean un puerto lleno de pequeñas barcazas pintadas de
vivos colores y con el Ojo de Osiris para su protección. También
abundan los restaurantes,
famosos por el pescado que sirven y que diariamente llega a puerto.
Está anclado en una
tranquila bahía, en la que, no obstante, se han vivido momentos de
gran trascendencia histórica. Fue aquí en donde las tropas de
Napoleón desembarcaron durante la invasión de 1798 y en donde se
reunieron, a bordo de un buque de guerra, Mikhail Gorbachev y George
Bush, en 1989.
La costa sur de Malta
depara un buen número de sorpresas para el turista, como los templos
de Hagar Qim y Mnajdra, de 5.000 años de antigüedad, la Gruta Azul
o los Acantilados de Dingli. La red de autobuses cubre todos estos
lugares, a los que se llega con suma facilidad.
Rabat
y Medina
Al oeste de Malta se
encuentra una de las joyas arquitectónicas del país, la Ciudadela
de Medina. Los fenicios, que la bautizaron con el nombre de Malet, la
fortificaron 1000 años antes de Cristo. Los romanos construyeron un
gran asentamiento llamado Melita. Y los árabes, que llegaron en el
S. IX y construyeron las murallas y el foso que las rodea, la
bautizaron con su nombre actual, que significa ciudad amurallada. En
la edad media fue el lugar preferido de la aristocracia maltesa.
Hoy, la también llamada “Ciudad Silenciosa”, deja boquiabiertos a todos los que la visitan. En su interior, la Catedral de San Pablo, o el Palazzo Falson son de obligada visita, además de sus murallas, callejuelas y plazas.
Fuera, en Rabat, esperan
la cripta y catacumbas de Santa Ágata y San Pablo, la casa Bernarda
o la Domus Romana, además de un sinfín de preciosas iglesias.
Ruta Sur: De Marsaxlokk tomar el bus 109 hasta el aeropuerto, y allí el bus 201 que recorre toda la costa hasta Medina, parando en la Gruta Azul, los templos de Hagar Qim y Mnajdralos y los Acantilados de Dingli
Ruta Sur: De Marsaxlokk tomar el bus 109 hasta el aeropuerto, y allí el bus 201 que recorre toda la costa hasta Medina, parando en la Gruta Azul, los templos de Hagar Qim y Mnajdralos y los Acantilados de Dingli