dilluns, 9 de gener del 2017

Fin de Año en Malta


Siguiendo la tradición de pasar el fin de año en alguna ciudad europea, este año elegí Valletta, la capital de Malta. Poco imaginaba que en los pocos días de que disponía recorrería prácticamente toda la isla. Eso sí, han quedado muchas cosas por ver y habrá que volver para saborearla adecuadamente. Malta es un país para disfrutar.




Las ventajas de este destino son muchas. Está cerca, el vuelo dura menos de tres horas, es económico, tanto el alojamiento como la comida o el transporte. Puede recorrerse toda la isla fácilmente en buses, que llegan a todos los lugares de interés turístico. Una tarjeta que puede comprarse en el mismo aeropuerto y que cuesta 21 euros, permite viajar ilimitadamente durante una semana. 
 
Malta, ciudad de Caballeros


En 1.291 los Caballeros de la Orden Militar y Hospitalaria de San Juan son expulsados de Tierra Santa tras la victoria del Rey Saladino, y huyen a Chipre. En 1.310 se instalan en Rodas, de donde serán expulsados en 1.522 por Solimán el Magnífico. 
 

En 1530, el Rey Carlos I de España cede a la Orden el archipiélago de Malta, Gozo y Comino. Sin demasiada alegría se instalan en una isla yerma y seca, sin bosques, ni agua.


No obstante, acabaran convirtiendo aquel lugar inhóspito en una ciudad noble, a la altura de los Caballeros que habitarán en ella durante más de dos siglos.
 

Tras la victoria de los Caballeros de San Juan sobre los turcos, en el cerco a la isla de 1565, el Gran Maestre Jean Parisot de la Vallette decide reforzar las defensas. Levantará murallas, con sus respectivos fosos y construirá edificios y palacios, que la convertirán en una joya, un diamante, fuerte y bello, en medio del mediterráneo, entre África y Europa. 
 

La Orden perderá el control de las islas tras la invasión de Napoleón Bonaparte en 1798 y la conquista posterior por parte de los ingleses en 1.800. En 1964 se Malta convierte en un país independiente.

La Europa más diminuta


Malta es un país que pertenece a la Unión Europa desde el año 2004. Lo primero que sorprende al viajero es su diminuto tamaño. Es pequeña y se recorre rápidamente, pero posee un buen número de atracciones que no deben perderse. Asentamientos prehistóricos, templos gigantes, o una necrópolis escarbada en la roca de 5000 años de antigüedad. Fortalezas amuralladas, iglesias góticas, palacios de gran belleza y, por supuesto, preciosos paisajes, acantilados, cuevas y playas de aguas transparentes y cristalinas.


Un lugar perfecto para imbuirse de historia y al mismo tiempo relajarse, dejándose llevar por una tranquilidad que se respira en cada rincón.

La Capital


Valletta, la pequeña capital de Malta, de 600 metros x 1000, construida por los Caballeros de San Juan entre los siglos XVI i XVII y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los principales destinos turísticos de la isla.


Valletta sorprendre desde el primer momento. En el reducido espacio que ocupa en la península de Sceberas, se acumulan los monumentos que uno no debería perderse: Co-Catedral de St. John (S. XVI), el Palacio del Gran Maestre, el Museo de Arqueología, el Fuerte de San Elmo, la Casa Rocca Piccola, la Sacra Enfermeria, o los túneles escarbados como refugios aéreos durante la 2ª Guerra Mundial, entre otros muchos.


 

Sacra Infermeria




 Casa Rocca Piccola





 



 Co-Catedral de St. John (S. XVI)


 

Tampoco deben dejar de probarse los deliciosos “pastizzi”, de puré de guisante, espinacas con anchoa, o queso, que se venden en todas partes. Un buen lugar para degustarlos sentado y en un ambiente muy acogedor es el Café Cordina, en pleno centro, en la calle de la República. Otros restaurantes absolutamente recomendables son Palazzo Preca, Ambrosia o Rubino



La anécdota: Una de las joyas inesperadas de la visita fue sin duda el palacio del S. XVI Casa Rocca Piccola, residencia del Marqués de Piro, abierta parcialmente al público. Visita guiada en pequeños grupos. Una posibilidad de ver la elegancia y el estilo de vida privilegiado de la aristocracia maltesa. Pudimos conocer y saludar personalmente al Marqués. Además, el desvanecimiento de uno de los miembros de nuestro grupo hizo que, mientras era atendido por la guía, se ocupara de nosotros la hija del marqués, que nos reunió en un salón muy elegante y nos ofreció vino caliente y dulces tradicionales. 
 

Las Tres Ciudades


Mirando a Valletta se encuentran Vittoriosa, Senglea y Cospicua, tres ciudades bellísimas, pequeñas y amuralladas también, desde las que se tiene una preciosa vista de la capital maltesa. El lugar en que primero se instalaron los Caballeros de San Juan cuando llegaron a Malta en 1530, tiene varios lugares de interés, pero curiosamente, apenas recibe turistas. 
 







 
 Where all the tourist go!!

Sí, también hay un lugar en Malta en donde se concentran la mayoría de hoteles, restaurantes, bares, discotecas, y por tanto, turistas. Sliema, St Julian’s & Paceville son zonas económicas para alojarse, salir a cenar, con muy buenos restaurantes, y divertirse por la noche. Muy cercano a Valletta, en la orilla norte de la península, y bien comunicado con todos los otros lugares de interés de la isla.



Gozo

  
Un viaje de unos veinte minutos en ferry traslada al viajero del puerto de Cirkewwa, en la punta norte de Malta, a la isla de Gozo, un remanso de paz. El territorio que ocupa supone un poco más de un tercio del país, pero en él solo viven unas 30.000 personas, del medio millón de malteses. Lo ideal es quedarse unos días para poder visitar todos los atractivos que posee y disfrutar de la paz que inunda cada rincón.


Yo no disponía de más tiempo, así que realicé una visita de un solo día, que me permitió ver dos de los lugares más emblemáticos de la isla.

Victoria

También conocida como Rabat, la capital de Gozo muestra majestuosa una Ciudadela colosal del S. XV, Il-Kastell. Es imprescindible el paseo por las impresionantes murallas, desde las que se tiene, hacia afuera, una vista espectacular del paisaje rural de la isla. Y hacia adentro, del complejo entramado de callejuelas, plazas y preciosos edificios señoriales. La Catedral de la Asunción es de obligada visita por su rica decoración interna, una nota común en todas las iglesias de este católico país. 


 
 
  
Dwera


El bus 311 conecta Victoria, en el centro de la isla, con uno de los enclaves naturales con más encanto de Gozo, Id-Dwera, en la costa oeste. El viento, el agua y el paso del tiempo han conspirado para crear una escultura de tal belleza que atrae e hipnotiza a todos los visitantes que osan acercarse a ella. En 2010 fue declarada Patrimonio Universal pro la UNESCO.



País de pescadores

Como no podría ser de otra manera en un país rodeado de mar, la pesca ha sido siempre una de las actividades principales de sus habitantes. Al sur de la isla de Malta se encuentra un pueblo de pescadores, la belleza del cual lo ha convertido en foco de atracción de todos los turistas que visitan el país. Su nombre, Marsaxlokk.



Antiguas casas de pescadores rodean un puerto lleno de pequeñas barcazas pintadas de vivos colores y con el Ojo de Osiris para su protección. También abundan los restaurantes, famosos por el pescado que sirven y que diariamente llega a puerto.




 
Está anclado en una tranquila bahía, en la que, no obstante, se han vivido momentos de gran trascendencia histórica. Fue aquí en donde las tropas de Napoleón desembarcaron durante la invasión de 1798 y en donde se reunieron, a bordo de un buque de guerra, Mikhail Gorbachev y George Bush, en 1989.



 
La costa sur de Malta depara un buen número de sorpresas para el turista, como los templos de Hagar Qim y Mnajdra, de 5.000 años de antigüedad, la Gruta Azul o los Acantilados de Dingli. La red de autobuses cubre todos estos lugares, a los que se llega con suma facilidad. 








 Rabat y Medina

 
Al oeste de Malta se encuentra una de las joyas arquitectónicas del país, la Ciudadela de Medina. Los fenicios, que la bautizaron con el nombre de Malet, la fortificaron 1000 años antes de Cristo. Los romanos construyeron un gran asentamiento llamado Melita. Y los árabes, que llegaron en el S. IX y construyeron las murallas y el foso que las rodea, la bautizaron con su nombre actual, que significa ciudad amurallada. En la edad media fue el lugar preferido de la aristocracia maltesa.

Hoy, la también llamada “Ciudad Silenciosa”, deja boquiabiertos a todos los que la visitan. En su interior, la Catedral de San Pablo, o el Palazzo Falson son de obligada visita, además de sus murallas, callejuelas y plazas. 








   

 
Fuera, en Rabat, esperan la cripta y catacumbas de Santa Ágata y San Pablo, la casa Bernarda o la Domus Romana, además de un sinfín de preciosas iglesias. 




Ruta Sur:  De Marsaxlokk tomar el bus 109 hasta el aeropuerto, y allí el bus 201 que recorre toda la costa hasta Medina, parando en la Gruta Azul, los templos de Hagar Qim y Mnajdralos y los Acantilados de Dingli