Regreso a Oceanía
Sidney
La bellísima ciudad de Sidney pone punto y
final a mi recorrido por las islas del Pacífico. Australia es uno de los países
en que decido detenerme en mi último tramo del viaje de regreso a casa. El objetivo
no es otro que visitar a los amigos que tengo en este lugar tan lejano. Y
empiezo por Albert y su hija Eila, con los que comparto fiestas locales,
celebraciones familiares y momentos muy agradables.
Una semana no da para mucho, pero me permite recorrer aquellos lugares por los que había paseado tanto durante el tiempo en que viví en esta ciudad, ahora hace 15 años.
Cielos rojos por los fuegos que asolan Sidney
"Imperial Palace", en donde empieza
"Priscila, reina del desierto"
Aprovecho para visitar de nuevo el Museo de
Sidney, y sobretodo la sala dedicada a los aborígenes. Es un doloroso recorrido
desde la sanguinaria ocupación del continente a la política de asimilación
cultural introducida a finales del siglo 19, por la que miles de niños
aborígenes fueron arrebatados a sus padres para ser educados como blancos. Esta
política, que hoy se califica sin tapujos de genocidio, se aplicó en Australia hasta el año 1970 y dio lugar a lo que se
conoce como la generación robada, causando un daño irreparable en todas las
comunidades aborígenes.
Hobart
Del bullicio de Sidney paso a la calma y
extrema tranquilidad de Hobart, la capital de Tasmania. Vuelvo allí para
visitar a mis amigos Sonia, Matthew y su hijo Emmanuel. Como la última vez,
ahora hace tres años, me reciben con los brazos abiertos y me hacen pasar unos
días inolvidables. Básicamente nos limitamos a pasear por la ciudad, con picnic
incluido en los jardines del Parlamento, sobretodo después de que nos robaran
el coche… Hobart ya no es lo que era!
Western Australia
Y por segunda vez vuelo a Perth, la capital
más aislada del mundo. Allí me esperan de nuevo Jen y Michael, que vuelven a
acogerme en su casa de Fremantle. Con ellos viajaré hasta el Desierto de los
Pináculos, unos 200 km
al norte de Perth. Y tendré una de las experiencias culinarias más extraordinarias
de este viaje, cuando me llevan a cenar a “Bread in Common”, un restaurante
absolutamente recomendable.
Pero en esta ocasión aprovecho para visitar el
sur del estado. Tras dos horas y media de tren y 5 horas de bus, llego a
Denmark, una preciosa localidad al lado del mar en donde vive Lynn, una buena
amiga que conocí viajando por Asia. Con ella recorreré el Gran Sur, una joya de
“Wester Australia”, con idílicas playas doradas, aguas turquesa, bosques de
ensueño, miles de flores y animales endémicos, además de otras muchas maravillas naturales.
Buda
La pequeña localidad de Denmark se encuentra
muy cerca del Valle de los Gigantes, hogar de árboles centenarios que solo
viven en esta zona, los “Tingle”. Dentro del inmenso parque natural que los protege,
se encuentra el “Tree Top Walk”, un conjunto de pasarelas suspendidas a 40
metros de altura, que permite contemplar desde lo alto estos majestuosos
señores del bosque.
A unos 50 km , rodeada de parques naturales, playas
espectaculares y acantilados que cortan el aliento, se encuentra la ciudad de
Albany. Aquí llegaron y se establecieron los primeros europeos, en el que fue el
primer asentamiento en “Western Australia”, en el año 1826.
Una buena forma de empezar la visita a este
histórico enclave es el Museo de WA. Aquí puede conocerse con detalle la
historia de los Nongar Menang, el pueblo originario que vivía en esta región
desde hacía más de 18.000 años y con el que se encontraron los primeros
pobladores. Ver como fue creciendo la ciudad, con la llegada de nuevos colonos
y el boom de la caza de ballenas.
La antigua prisión nos acerca al papel que
jugaron los convictos en el desarrollo de Australia. Y la visita a la réplica
del primer barco europeo que llegó a la zona, el “Brig Amity”, permite
experimentar lo que debía suponer pasar varias semanas confinados en uno de
esos antiguos veleros de madera.